Sin duda, la actual forma de vida tanto de niños como de los padres, y su entorno urbano cotidiano, impiden que los jóvenes y niños puedan experimentar un contacto con la naturaleza tan intenso como un vivac en la montaña. Aquí tienen la oportunidad de pasar dos días en pleno monte, durmiendo a la intemperie junto a la hoguera o bajo las copas de los árboles, escuchando encima de sus cabezas el ulular del cárabo o los ruidos de los pasos del jabalí o el zorro, que, sin duda, desvelan a muchos y les supone y contacto íntimo con los latidos del bosque.
En los vivacs organizados por nosotros, los niños meriendan y cenan en la montaña al calor de la hoguera, hacemos paseos nocturnos para escuchar e intentar ver a los búhos e interpretar las principales constelaciones del firmamento, contamos viejas historias, mientras los monitores velamos por el bienestar y la seguridad de los participantes, emocionados ante esta aventura.
Al amanecer, junto a la hoguera preparando el desayuno tras la aventura de intentar dormir bajo el techo estrellado, el rocío, los sonidos del bosque y la inquietud normal de una actividad como esta.
Saltar la hoguera, contar historias al calor del fuego, afianzar las amistades, buscar leña... suponen una de las actividades favoritas de los participantes en estos campamentos.
En caso de mal tiempo, llevamos tiendas de campaña para pasar la noche, como en el verano pasado, cuando tuvimos una noche de vivac con una granizada impresionante!
